
A veces, cierro los ojos, asustado, y vuelvo a pensar lo mismo: no soy yo quien viaja en este viaje hacia ninguna parte; no soy yo quien camina con los ojos cerrados, con los labios atrapados. ¿Cuántos años llevo, entonces, haciendo el mismo recorrido? ¿Cuántos años hace que no renuncio a esta amenaza? El nombre de la línea es también un color cualquiera y un número cualquiera, aleatorio y decisivo; pero las combinaciones del destino juegan a un juego de cartas marcadas que pasan por encima de las reglas y las normas del arte de la guerra. De repente, algo falla (en la línea y en el juego) y veo por fin mi rostro reflejado en el espejo. Del blanco y negro primitivo se pasa al rojo y al sabor salado de la locura. El viento silba en el silencio, quebrando la ventana de socorro, porque ahora estoy seguro. Now I'm in the subway and I'm looking for the flat...
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